Hace muchos años, en un pequeño pueblo de la región de Murcia, vivía una mujer llamada Pericana. Era conocida por su fealdad, su pobreza y su habilidad para cocinar pimientos. La Señora Pericana vivía sola en una humilde casa en las afueras del pueblo, y a menudo tenía que recurrir a la caridad de sus vecinos para poder comer.
Un día, en plena época de hambre y escasez, La Señora Pericana se encontró con un campo de pimientos abandonado. Sin pensarlo dos veces, decidió recolectarlos y llevárselos a su casa para cocinarlos. Con sal, aceite y su ingenio, La Señora Pericana logró crear un delicioso plato que sorprendió a todos los que lo probaron.
Poco a poco, la fama de La Señora Pericana y su habilidad culinaria se fueron extendiendo por el pueblo. Los vecinos la visitaban con frecuencia para probar su plato y para pedirle consejos sobre cómo cocinar pimientos. La Señora Pericana, por su parte, se sentía feliz de poder ayudar a su comunidad y de haber encontrado una manera de salir adelante.